
Hermanos para toda la vida

Como parte de la fase 3 de estudios de investigación para la vacuna contra la covid19 de Oxford-Astrazeneca, el día de ayer, recibí mi segunda dosis. Todavía no sé si recibí la vacuna o un placebo, eso lo sabré más adelante cuando el estudio en Perú termine. Si recibí placebo, me colocarán la vacuna (que ya fue aprobada) a la brevedad posible, si recibí la vacuna soy una de las suertudas primeras personas en haber recibido una vacuna contra la covid19 en Perú.
Varias personas me han preguntado cómo es que fui voluntaria, ¿qué hice para que me llamen? Les cuento que fue casi por casualidad, un día llamaron a mi esposo de la Clínica Internacional (encargada de conducir el estudio acá en Perú) preguntándole si él o alguien de su familia quería participar en los estudios de investigación de la vacuna. Yo dije que sí. Fui la única de la familia que dijo 100% que sí, fue seleccionada y no se arrepintió en el camino. La verdad es que te hacen firmar un consentimiento informado que asusta pero, yo con mi fe en los ingleses y La Corona, sumado a que la aprobación de esta vacuna en el Reino Unido era casi un hecho, accedí.
El día de la primera dosis te entregan el “consentimiento informado”, que es un documento que explica con mucho detalle cuál es la composición de la vacuna, los posibles efectos adversos, los casos negativos, lo que puedes esperar y cómo será el seguimiento de cada voluntario. Una vez terminé de leer ese documento (y luego de una larga espera) pasé con un médico que absolvió mis dudas, me hizo más preguntas y armó mi historia clínica. Luego, pasé a que me sacaran sangre (varios tubos, no miré) para observar diversos indicadores de mi sistema inmune. Luego de esto, me realizaron el hisopado para comprobar que no tuviera covid19 (salí negativo) y luego pasé al primer pinchazo. A las mujeres en edad fértil, además de esto, les hacen una prueba de orina para determinar que no estén gestando. Si das positivo en el test de embarazo no puedes continuar.
Recibí la primera dosis sin mayor contratiempo, un poco de dolor de cabeza (creo que por el estrés del trámite previo) y dolor en el brazo que recibió el pinchazo por lo demás, todo bien. El protocolo indica que luego de recibir la dosis debes descansar por 30 minutos, al no tener ningún síntoma ni manifestación preocupante me dieron de alta.
Durante los siguiente 29 días me monitorearon mediante un aplicativo que descargué en mi celular. Algunas personas lo hacen vía correo electrónico. Cada semana tenía que llenar una pequeña encuesta sobre mis síntomas y me mandaban alertas para que me comunique con el centro de investigación inmediatamente en caso presente fiebre o dificultad para respirar.
No tuve ninguno de los síntomas de alarma y 29 días después recibí la segunda dosis. El proceso fue mucho más rápido. Primero una evaluación médica, test de embarazo y muestras de sangre (de nuevo no sé cuántos tubos). Luego del pinchazo a descansar por 30 minutos, todo bien y me fui a casa. Pero, un par de horas después sí sentí como si me hubieran agarrado a palos: dolor de cuello, hombros y garganta (esa sensación de cómo querer resfriarse) aunque también puede haber sido producto del estrés ya que el malestar se me fue luego de tomar una siesta y comerme un par de brownies bien chocolatosos con una inka kola.
Al día de hoy me siento muy bien, solo un poco de dolor en el lugar del pinchazo pero, nada más. No voy a negar que tuve un poco de miedo de participar en la investigación pero, estoy muy contenta de haberlo hecho y de alguna manera haber contribuido con la ciencia a encontrar un alivio para esta terrible pandemia. Y claro, más contenta ahora que esta vacuna Oxford-Astrazeneca ya fue aprobada para usarse en el Reino Unido.
Por Mariela Arnst*
El confinamiento llegó a su fin, no así la pandemia. Las palabras de Alejandro Magno cobran protagonismo y están más vigentes que nunca: “De la conducta de cada uno depende el destino de todos.” Ya no será responsabilidad del gobierno, de políticas nefastas o de sistemas corruptos. La responsabilidad será solamente nuestra.
Encerrada en casa por 106 días y contando, siento que ya no soy la misma de aquel 16 de marzo. Los miedos, los duelos, la incertidumbre han calado hondo. He aprendido a soltar cosas, a mirar distinto. A darme cuenta del valor de las personas y la gente con la que realmente quiero estar. A mirar hacia adentro, no comparar. A valorar y valorarme.
Me he dado cuenta de las pocas cosas materiales que necesito. No necesito comprar, no necesito más ropa, no necesito ir a ninguna parte. Todo lo que necesito lo tengo acá.
La pandemia (y su confinamiento) nos está enseñando prioridades y nos está mostrando la realidad de la desigualdad; de cómo unas personas pasan la cuarentena rodeadas de lujos mientras otras, necesitan salir desesperadamente porque pasan hambre. Todos en el mismo mar pero en diferentes barcos. La pandemia nos quiere enseñar empatía y tolerancia.
También nos ha enseñado que lo que le pasa a un ser humano en Wuhan, le pasa al planeta, nos pasa a todos…El efecto mariposa. No hay murallas. En estos tiempos de confinamiento entre paredes, se han derrumbado más muros que en muchos años de libertad.
¿A qué mundo queremos volver? ¿A qué normalidad ?
Ojalá que la nueva normalidad del post confinamiento vaya más allá de mascarillas y alcohol. Ojalá entendamos que estaba el tiempo de antes, en el que vivíamos abusando del planeta, del clima, de la naturaleza e incluso, de nuestro prójimo.
Es la primera vez en la historia que existe una sensación de universalidad, de unidad en la que sentimos que somos una sola humanidad. Todos estamos metidos en esto. Y todos podemos hacer realidad ese sueño de un mundo diferente.
De nosotros depende.
*Mariela Arnst es mamá de Donatella y de Katie (una hermosa Yorkie). Le encanta cocinar y leer. Es neuromamá desde el 2011.
Uno de los aspectos más abrumadores de la maternidad (y que se acentúa ahora durante la pandemia y más aún en cuarentena) es el ciclo infinito de actividades maternas. Actividades que se repiten con la misma consistencia día y noche.
Esto se vive como un ciclo sin fin de responsabilidades que pueden ayudar a detonar problemas de salud mental en las madres (sobre todo las primerizas que no están acostumbras a estos ciclos y/o aún no tienen una fuerte red de soporte con otras madres).
Es por eso necesario traer atención a esta rutina abrumadora y perenne en la que nos vemos atrapadas (metafórica y ahora, literalmente) muchas madres.
¿Alguien por acá ha sentido algo así también?
Saraí Román, médico general y mamá de 4 pequeños nos deja – desde su experiencia -estas 5 recomendaciones muy prácticas para el día a día para protegernos a nosotros y a nuestra familia durante esta pandemia por covid_19:
Saraí me cuenta que se ha informado bastante y esto es lo que le está funcionado a ella y su familia para estar protegidos durante esta pandemia y espera que también les sirva a uds.
¡Suerte!